Hace unos 9 o 10 años tuve mi primer viaje a España. Resulta que en Madrid tengo la mayor parte de mi familia, entre ellos a mi hermano Alejandro y a mi papá, Ramón. Una vez allá, ambos se habían acomodado en sus respectivos trabajos para contar con unos días libres para estar conmigo, por lo que nos pusimos a idear (o mas bien, ellos tenían ya ideado) un lugar donde pasar esos días juntos. El destino fue Galicia, en la costa oeste de España, justito arriba de Portugal.
Tengo que serles sincero con algo, conozco bien a mi hermano, y por lo tanto sabia que el no iba a darme respiro. Dicho y hecho, visitábamos tres lugares por día, por lo que nos pasábamos en auto de acá para allá! Yo soy mas estático. Me gusta ir a un lugar y simplemente mezclarme entre la gente y conocer el movimiento cotidiano del lugar. Entre las cosas que mas disfruto esta la de comer lo que ellos comen, donde ellos comen.
Llegó un día en el que no aguanté mas y decidí que era el momento de hacer un piquete. Estábamos en Cambados, y yo estaba totalmente decidido a quedarme por lo menos un día completo ahí haciendo absolutamente nada. Ya llevábamos unos tres días en Cambados, una pequeña ciudad de unos 13.000 habitantes, y todavía no habíamos recorrido el lugar. ¿Como es eso? Fácil, dormíamos ahí, pero apenas asomaba el sol, salíamos disparados en cualquier dirección en el auto. No me quejo de haber conocido los lugares que conocí, pero sinceramente no me acuerdo ni el nombre de esos lugares, a excepción de cuando fuimos a Santiago de Compostela, en la que pasamos el día entero. Punto a mi favor. Supongo. Al menos para mi!
Ese día en cambados nos limitamos a recorrer a pie la ciudad, dando así con una típica tasca española. Pedimos algo para tomar y una tabla de jamón crudo y queso. Ese momento fue un antes y un después en mi vida. Hasta ese día yo no había sido nada cercano a un amante de los quesos. Por suerte yo estaba en ese lugar, en ese momento, con esa tabla con queso frente a mi. El queso en cuestión, había revolucionado mi paladar. Por primera vez en toda mi vida estaba comiendo un queso y lo disfrutaba! Que delicia!
Tontamente de mi parte no pregunté de que queso se trataba.
Con los años tuve la suerte de cruzarme con alguien que simplemente pidiéndome la descripción del queso, logró dar en el blanco a la primera. Se trataba de un queso tipo gouda, un queso de origen holandés.
Por ahí les parece exagerado de mi parte que hable de "un antes y un después", pero no lo es. Porque si bien empezó con ese queso, la cosa no terminó ahí. A partir de ese momento mi cabeza cambió, dando lugar al pensamiento de que tenía que empezar a probar prácticamente todo lo que no me gustaba de chico. Tampoco fue el único queso que agregue a mi "top list" de cosas que me gustan. Hoy por hoy puedo decir que los quesos son uno de los grandes placeres para comer. Al gouda le siguieron el camembert, el brie, el queso azul, el atuel, el etorki (queso vasco francés que pude probar gracias a mi amigo Jonathan). Y créanme que voy a seguir probando cuanto queso se me cruce en frente.
Pero así como con el queso, me paso exactamente lo mismo con el pescado. ¿Quien no se tragó una espina comiendo el típico filet de merluza? Por decirlo así, traumático. ¡¡¿Y es que como no traumarse con algo que trata de prácticamente matarnos?!!
O, hablando de algo menos peligroso, las verduras. No existe chico que ame las verduras. O al menos no existía antes. Esto se debe prácticamente al hecho de que antes las verduras nos las servían muertas. Si, no alcanzaba con sacarlas de la tierra, había que cocinarlas hasta que no se movieran. Esperen un momento... no se mueven!!¿ Entonces, para que torturarlas de esa manera? Y mas importante aún.. ¿para que torturarnos a nosotros? Hoy, por suerte para todos, la tendencia es cocinar menos las verduras, permitiendo así que tanto el color, el sabor y los nutrientes se mantengan en ellas.
Así como dicen que si uno lee el cuento de "El principito" en diferentes etapas de la vida le encuentra un significado diferente, a la comida también la vamos a percibir de una manera diferente. Y tal vez, y sólo tal vez, lo que antes no nos gustó puede ser ahora el manjar mas delicioso que hayamos probado.
En mi opinión, vale la pena el intento. Hoy no, mañana.. ¿quien sabe?
Y si... no hay con q darle al Queso, es una riquisima y grasosa adiccion ;) jajaja! (y bue, el comentario Nutrichica me sale jajaja! =) Se puede de TODO, un POQUITo o CADA TANTO, siempre q ese "tanto" no sea muy seguido!)
ResponderBorrarMe recordaste la "panzada" q nos hicimos con mi hna en nuestro viaje a Europa, en Amsterdam, en un lugar donde podias Probrar antes de Comprar jeje!