18 de febrero de 2011

Prólogo

Hoy me prestaron un libro que se titula "In search of perfection" (en busca de la perfección), de Heston Blumental, un chef ingles propietario del restaurant "The fat duck". Hago una pausa acá y aclaro que el nombre del blog no tiene absolutamente nada que ver con ese pato (duck). Esa es otra historia (si se le puede llamar así), que les voy a contar en otro momento..
A lo que iba..
El libro todavía no lo leí, pero me da un buen pie para empezar a escribir. Sería algo así como romper el hielo.

La perfección no me gusta. Empecemos por ser un poco mas humildes y darnos cuenta de que los seres humanos estamos perfectamente calificados como seres imperfectos (que ironía, ¿no?), y es por eso que no podríamos decir jamás como es la perfección, o que forma tiene ó de que color es. La perfección es un ideal al cual nunca se puede llegar, y cada cual tiene su propia idea de lo perfecto dependiendo del caso. Al menos así pienso yo.

Yo creo que es mas interesante enfocarnos en esa imperfección y tratar de lograr algo bello en medio de todo ese caos que nos rodea día a día. En mi caso, esa belleza la trato de alcanzar cuando emplato. Trato de conectarme de alguna manera con las materias primas con las que trabajo e intento que ellas me devuelvan a su manera un poco de todo el amor que les doy al trabajarlas. Repito.. la perfección no me gusta. No me gusta que la papa esté cortada 1cmx1cmx4cm, "perfectamente" medida con una regla. Esa es la perfección que no me gusta!!! Esto no quita que haya que respetar los tamaños cuando influyen en el punto de coccion, ya que si yo corto una papa en dos partes de tamaño muy diferente una va a estar cocida antes que la otra. Eso no sirve.

En cuanto a los emplatados, a veces se hace necesario poner ciertas reglas. Eso debe a que no somos sólo nosotros los que emplatamos, sino que tenemos a varios compañeros haciéndolo a la par nuestra. El "sentir" es algo extremadamente complejo. Los sentimientos son complejos. Y cuando un cocinero emplata inevitablemente usa sus sentimientos. Ahora, traten de imaginarse un manojo de sentimientos diferentes saliendo en cada plato.. CAOS!!!
Lo mas ridículo de todo esto es que a mi me han catalogado muchísimas veces de perfeccionista.
Yo no estoy de acuerdo. Yo no soy perfeccionista, soy detallista. Me gustan los detalles. Me gusta entender. Me gusta aprender. Me gusta el respeto por los ingredientes con los que trabajo.
Si yo voy al mercado y encuentro unas frutillas espectaculares, que están en su época justa.. ¿¿Para que voy a hacerlas mermelada?? Es ridículo. ¡¡Hay que comérselas así, como Dios manda!! Cambiando el ejemplo.. Si me compro un rico cuadril, tierno, bien limpio.. Sería una tontería bresearlo durante 3 hs. Hay que respetar y entender a los productos con los que trabajamos. Hay que saber QUE hacer con QUE producto.

Tal vez...

Y sólo TAL VEZ... el asunto es entender que las cosas están bien tal cual están y que lo perfecto es que no haya frutillas en otoño, así podemos disfrutarlas mejor al final de la primavera...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario