19 de febrero de 2011

Parámetros



Últimamente, cuando hablo de cocina, evoco muchísimo el tema de los parámetros y su importancia. Y es que me parece que es de suma importancia tener varios puntos bien diferentes como referencia a la hora de crear o probar algo sobre lo que no estamos %100 seguros. Si yo tengo solamente un punto de referencia sólo voy a saber que pasa en ese caso en particular. En cambio, si tenemos, por ejemplo, dos puntos de referencia no sólo vamos a poder saber que es lo que obtendremos como resultado en estos dos casos, sino que además vamos a poder saber todo lo que pasa en el medio.

Matemáticamente la diferencia entre dos números es infinita. Lo que esto quiere decir es que, por ejemplo, entre el número 1 y el 2 hay una cantidad infinita de números (1.01, 1.086, 1.999, etc..). En el caso de la cocina pasa algo similar, pero no tan drástico. Si hablamos del pan (aviso que voy a usar el pan como ejemplo en más de una ocasión), podemos decir que de una misma receta base (1 kg de harina, 500 cm3 de agua, 20 cm3 de aceite, 20 gr de sal y 20 gr de levadura fresca) podemos hacer una gran cantidad de panes diferentes con solo cambiar alguno de los factores que caracterizan a dicho pan. Si yo decidiese usar una temperatura de 180ºC el resultado de mi pan sería bastante diferente a si yo lo hiciera a 220ºC. También cambiaría si eligiera utilizae un calor húmedo (con vapor) en vez de un calor seco. De igual manera lo haría si eligiese usar manteca en lugar de aceite, o si usara masa madre y no levadura.
El corte en un pan también es algo que lo caracteriza. Si estos se hacen antes del leudado o si se ejecutan después del mismo (leudado posterior a otorgarle la forma al pan). Con sólo esas pequeñas diferencias ya tenemos un abanico de dieciséis panes diferentes.
Ahora imagínense que pasaría si a estas posibilidades le agregamos el usar huevo como opción. Ya tendríamos unos treinta y dos panes como opción. Créanme que esto puede seguir, ya que cada vez que agrego un cambio posible duplico el número de posibilidades obtenidas en el producto final. Un cambio más, porque no me puedo decidir.. harina 000 ó harina 0000?? Sí, ya son sesenta y cuatro panes diferentes..



Como ven, los parámetros ayudan. Y mucho. Si nos movemos a la pastelería por un instante y nos fijamos las recetas de los batidos livianos (pionono, arrollado, biscocho para vainillitas y genoise), vamos a notar que la diferencia entre ellos es de sólo unos cuantos gramos de harina y azúcar por huevo utilizado. Sólo gramos!!! Y no hablo de 100 gr de c/u por huevo, sino de cinco, diez o 15 gramos.. Como verán es MUY poco. Es verdad que al pionono le vamos a agregar miel y a los demás no, pero eso también tiene un "porque". Y ese "porque" es que la miel le va a aportar mas flexibilidad a la masa, la cual debe ser así porque se supone que es para ir enrollándola sobre si misma. De no darle esa flexibilidad nuestro pionono se quebraría.

Hay muchos "porque" en la cocina y, a mi forma de verlo, es prácticamente obligatorio para todo cocinero saber esas razones. Como decía un profesor que tuve hace mucho tiempo: "El conocimiento es poder. Poder para decidir mejor...". Y cuanta verdad hay en eso..
El saber más nos permite decidir mejor en cualquier aspecto de la vida. Nos permite tener cimientos sobre los cuales poder apoyar nuestras teorías, para así llevarlas a la práctica con una cuota más de lógica.

Recuerden.. "el saber es poder".

18 de febrero de 2011

Prólogo

Hoy me prestaron un libro que se titula "In search of perfection" (en busca de la perfección), de Heston Blumental, un chef ingles propietario del restaurant "The fat duck". Hago una pausa acá y aclaro que el nombre del blog no tiene absolutamente nada que ver con ese pato (duck). Esa es otra historia (si se le puede llamar así), que les voy a contar en otro momento..
A lo que iba..
El libro todavía no lo leí, pero me da un buen pie para empezar a escribir. Sería algo así como romper el hielo.

La perfección no me gusta. Empecemos por ser un poco mas humildes y darnos cuenta de que los seres humanos estamos perfectamente calificados como seres imperfectos (que ironía, ¿no?), y es por eso que no podríamos decir jamás como es la perfección, o que forma tiene ó de que color es. La perfección es un ideal al cual nunca se puede llegar, y cada cual tiene su propia idea de lo perfecto dependiendo del caso. Al menos así pienso yo.

Yo creo que es mas interesante enfocarnos en esa imperfección y tratar de lograr algo bello en medio de todo ese caos que nos rodea día a día. En mi caso, esa belleza la trato de alcanzar cuando emplato. Trato de conectarme de alguna manera con las materias primas con las que trabajo e intento que ellas me devuelvan a su manera un poco de todo el amor que les doy al trabajarlas. Repito.. la perfección no me gusta. No me gusta que la papa esté cortada 1cmx1cmx4cm, "perfectamente" medida con una regla. Esa es la perfección que no me gusta!!! Esto no quita que haya que respetar los tamaños cuando influyen en el punto de coccion, ya que si yo corto una papa en dos partes de tamaño muy diferente una va a estar cocida antes que la otra. Eso no sirve.

En cuanto a los emplatados, a veces se hace necesario poner ciertas reglas. Eso debe a que no somos sólo nosotros los que emplatamos, sino que tenemos a varios compañeros haciéndolo a la par nuestra. El "sentir" es algo extremadamente complejo. Los sentimientos son complejos. Y cuando un cocinero emplata inevitablemente usa sus sentimientos. Ahora, traten de imaginarse un manojo de sentimientos diferentes saliendo en cada plato.. CAOS!!!
Lo mas ridículo de todo esto es que a mi me han catalogado muchísimas veces de perfeccionista.
Yo no estoy de acuerdo. Yo no soy perfeccionista, soy detallista. Me gustan los detalles. Me gusta entender. Me gusta aprender. Me gusta el respeto por los ingredientes con los que trabajo.
Si yo voy al mercado y encuentro unas frutillas espectaculares, que están en su época justa.. ¿¿Para que voy a hacerlas mermelada?? Es ridículo. ¡¡Hay que comérselas así, como Dios manda!! Cambiando el ejemplo.. Si me compro un rico cuadril, tierno, bien limpio.. Sería una tontería bresearlo durante 3 hs. Hay que respetar y entender a los productos con los que trabajamos. Hay que saber QUE hacer con QUE producto.

Tal vez...

Y sólo TAL VEZ... el asunto es entender que las cosas están bien tal cual están y que lo perfecto es que no haya frutillas en otoño, así podemos disfrutarlas mejor al final de la primavera...